miércoles, 18 de marzo de 2015

INCURSIÓN AL COLEGIO DE MÉXICO



Hoy visité El Colegio de México, A.C. (COLMEX)​. No miento si digo que me sentí como en casa, al igual que cuando visité por primera vez Ciudad Universitaria. Y es que es la primera vez que me atrevo a penetrar en ese célebre recinto del saber que no le pide nada a las mejores universidades de Europa y Estados Unidos.
El COLMEX, cuyos padres fundadores fueron, además de los “transterrados” de la República española, don Alfonso Reyes y el gran historiador yucateco don Silvio Zavala Vallado, de reciente muerte este último. Tanto Alfonso Reyes, en el exilio en España posterior a la muerte de su padre en la Decena Trágica, el general Bernardo Reyes; así como un joven Silvio Zavala, haciendo su estancia doctoral en la Península ibérica, fueron los causantes de la creación de la Casa de España con esa miríada de literatos, escritores, intelectuales, historiadores y filósofos españoles que llegaron a México huyendo de la peste totalitaria que había inundado a España con los cañones y campanas de la soldadesca rezandera.  
La palabra transterrados (la vigésima tercera edición del diccionario de la Real Academia acepta el verbo "transterrar", y lo define como el acto de "expulsar a alguien de un territorio, generalmente por motivos políticos"), si no me equivoco, fue acuñada por José Gaos, y hacía relación a una metáfora agrícola de la trasplantación de una planta o un árbol para que germine y de frutos en otra tierra nueva: los que perdieron la guerra contra el fascismo oscurantista e inquisitorial de Franco y compañía, como José Gaos, Ramón Iglesia Parga, y el siempre ameno don Luis Recasens Siches (en otro tiempo, me leí su tratado de filosofía y de sociología del derecho de este sabio seguidor de José Ortega y Gasset​), acaudillados por el todólogo don Alfonso Reyes, hicieron germinar nuevamente la palabra y el pensamiento latinoamericano en esa casa de estudios fundada en 1938 con el nombre de La Casa de España, y desde 1940 con el actual nombre del COLMEX.
Del COLMEX han salido innumerables historiadores, el COLMEX ha dado a políticos de peso, y ahí han enseñado grandes maestros. Su Fondo de Cultura Económica me ha dado los libros más memorables escritos por el pensamiento humano (desde la historia, la economía, la teoría política, la ciencia jurídica y la literatura), y siempre recuerdo la primera vez que visité una librería del FCE, precisamente, en la gris ciudad de México. Recientemente, uno de estos grandes maestros del COLMEX, don Moisés González Navarro (1926-2015) dejó de existir.[1] Es preciso recordar a don Moisés González Navarro por su recopilación estadística, por su enseñanza de la historia social del Porfiriato, pero sobre todo, para los yucatecólogos, por su libro Raza y tierra. La guerra de castas y el henequén, editado bajo el sello del COLMEX en 1979, un texto seminal de la Guerra de Castas escrito desde la visión mexicana, posterior del libro de Nelson Reed sobre el tópico. No miento si digo que leí con el lápiz siempre pegado a las hojas, el texto de González Navarro.
Y es que el mundo investigativo del COLMEX es una fiesta del espíritu, e indirectamente, yo me siento muy colmexiano, al igual que me siento muy de la UNAM, y no por mis maestros, si no por las lecturas y textos del cual he abrevado.
Como he dicho, al entrar a este recinto, llevando una tesis doctoral mía al cubículo de la doctora Romana Falcón, visité, entre otras cosas, la biblioteca Cosío Villegas, vi una placa de los transterrados, contemplé el busto del patriarca don Alfonso Reyes, entré a cuchichear en la librería Víctor Urquidi de allá, y recordé mis lecturas que he realizado en libros bajo el sello del FCE. Me siento, en verdad, agradecido con la vida. Porque ser el hijo de un hojalatero de una villa alejada del sur de Yucatán, y llegar aquí, en esta casa de estudios, la máxima creo yo, tal vez no signifique nada para nadie, pero sí para mí.






[1] Véase la esquela de don González Navarro, escrita por otro colmexiano, Enrique Semo, en “Moisés González Navarro, historiador de la contradicción social”, Proceso, 1 de marzo de 2015, número 2000. 

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