miércoles, 27 de marzo de 2013

Y RECORDÉ QUE TODO, COMO LAS LLANTAS DEL MAYAB, GIRA SIN DETENERSE...

Ya extrañaba al "Mayab": un desastre que sin embargo se mueve . 8 años de relación intensa, llena de pasión, aburrimiento, dolor, fidelidad perruna, desamor y reamor perfecto me hah hecho conocer de punta a rabo los entresijos, las puertas falsas y los recovecos del Mayab.
***
Del Mayab puedo decir cómo se mueve, cuáles son sus hábitos diurnos y nocturnos, cómo bate las alas cuando está feliz, cómo sale de un mal paso casi al instante, cómo se ve la selva oriental detrás de sus lentes, y cómo son sus hombres que hacen fila para estar con ella.
***
El Mayab, sin duda, es la cosa que más necesité en 8 años de vivir en una ciudad que no me correspondía. Hoy, en la terminal de Carrillo, ciudad de la cual uno siempre está de vuelta, pensé en esto, y saludé con gusto el reencuentro con este autobús donde pasé largas horas de estar pensándole y pensándole mis cotidianas filosofías, donde me leí a Borges entero, donde medité sobre los "arcanos" de la vida viendo cómo el Mayab comía la cinta asfáltica, y en donde, una vez, el Mayab se quedó por Chacchoben a las 2 de la madrugada, y yo me sentí tigre rugidor para salir de ahí e irme a pasar las 2 horas que calculó el chófer para la llegada de otro Mayab y transbordar, a bailar entre morenas y buscar la cadera de una tal Vicky perdida en no sé que repliego de mi memoria.
***
Hoy volví a ella (porque este autobús es mujer), y recordé que todo, como las llantas del Mayab, gira sin detenerse: las 2 horas de viaje me la pasé no piense y piense, sino ronque y ronque, y el Mayab no se detuvo en ningún Chacchoben, y yo ni ganas tuve de bajarme a fumar ni un cigarrillo...

No hay comentarios:

Archivo del blog