martes, 26 de marzo de 2013

"QUE ACÁ SE SURTAN DE AGUA TODOS LOS PÁJAROS Y ANIMALES DEL PUEBLO"

"Darle de beber al sediento" no debe reducirse solamente al prójimo humano...Así lo ha entendido Felipe Canul, campesino de Tzucacab; y alguien que yo conocí durante 21 años, gustaba de darle de beber a los pájaros cuando había sequía, preocupándose porque todos los días las piletas de los frutales se encuentren repletas de agua. Decía:
"Que acá se surtan de agua todos los pájaros y animales del pueblo".
Y tal vez esto fue así, porque cuando yo iba a criar los puercos de mi abuelo, todo en ese terreno era un estropicio de pájaros que se amontonaban en las frondas de los ramones a cantar, de tejones y tuzas que dejaban sus huellas por los senderos que pasaba.
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La gente sencilla sabe que todo es parte de todo, que todo es parte de la "cadena del ser". Felipe Canul tiene las mismas costumbres que tenía mi padre, de darle de beber a los animales del monte. Canul, con una sabiduría franciscana, encontró una vez a un tejón moribundo cerca de su milpa, exhausto por la falta de agua (cuando hay sequía, chaltunes, sartenejas y otras oquedades del monte se convierten en polvo, en barro duro y cuarteado, en hierbajos cenicientos). Canul lo llevó a la choza de su milpa y le dio de beber. El solitario tejón pronto se recuperó. Canul también cuenta que el agua de sus piletas no pasan el segundo día, porque los animales del monte van a ellas a beber.
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Los animales del monte, dicen los que saben oír el lenguaje del monte, no olvidan estas bondades de los hombres verdaderos. En personas como Canul -o en los huertos que siempre estaban repletos de frutos de mi padre-, las milpas se dan más lozanas, y los maíces espigan a pesar de las sequías...

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