lunes, 4 de marzo de 2013

EL PEONAJE EN LOS PUEBLOS DEL SUR DE YUCATÁN

Si las estadísticas del peonaje para 1885, comparadas con las cifras de otros partidos como el de Mérida, señalaban el reducido número para el partido de Peto, en 1900 la cosa cambió: el peonaje empezó a aumentar, e iba en sostenido crecimiento conforme la inversión de capital en las tierras fértiles de Tzucacab y partes de lo que sería el estado de Quintana Roo, engrosaban las cifras de la servidumbre agraria.
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Estos cambios en la estructura agraria y laboral campesina, como consecuencia del estado cuasi libre de la población petuleña hasta casi finalizado el siglo XIX, caldeó los ánimos de los campesinos de la región, sobre todo, de los petuleños que en 1900 no estaban dispuestos a seguir aumentando la cuota de explotación (para ese año, los peones de campo eran 1842 de una población total de 5,470 para Peto; y sin contar con los 349 peones de los 2385 tzucacabeños).
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Catmís, para esos años, crecía y crecía en sus arrobas de azúcar, y al lado del irrefrenable éxito de esa hacienda, venía el peonaje a sostener su entramado. En 1911, los otrora libres campesinos petuleños, con más de dos generaciones en la práctica cotidiana de defenderse de los rebeldes del oriente, le cobrarían caro a los reyes del azúcar su ominosa explotación.

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