sábado, 26 de enero de 2013

“PERO NOSOTROS TAMBIÉN NO SOMOS TONTOS”: HISTORIA AGRARIA RECIENTE DE LOS PUEBLOS DE PETO

La historia agraria reciente es una historia que regresa, y regresa a ponerse sus ropajes neoporfirianos. Leticia Reina ha indicado que el actual neoliberalismo instrumentado por el gobierno desde 1982 (con efectos entre la población como son la violencia, el desempleo, la polarización social, los regionalismos, las fracturas sociales), tiene como antecedente el proyecto liberal modernizador del siglo XIX, en el que se pueden encontrar demasiados parangones. Tanto el liberalismo de ayer, como el neoliberalismo de hoy, son posibles de calificar como modelos (extranjerizantes) de desarrollo que las élites imponen al conjunto de la sociedad, al mismo tiempo que excluyen de sus beneficios a la mayoría de la población, en particular indígenas y campesinos. Esto es lo que está sucediendo en la región sur de Yucatán, al menos para los ejidos de mi caso de estudio. Me explico: en la región de estudio que voy analizando –partido de Peto en el siglo XIX, municipio de Peto en el XX-, las respuestas al PROCEDE fueron distintas en los 32 ejidos que contaba el municipio de Peto anterior a 1992.
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Recordemos que el PROCEDE, o Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares, y el PROCECOM, su equivalente en lo que se refiere a tierras comunales, eran los programas instrumentados por los vientos neoliberales, y que una vez eliminado en la reforma del 27 constitucional del año de 1992 el concepto de “propiedad social”, facilitaría la individuación e incorporación al mercado de las tierras ejidales y comunales, mediante mecanismos de concesión, compraventa, donación, o mediante la aportación de tierras de uso común a sociedades civiles o mercantiles, poniendo fin a los programas de redistribución de la tierra, además de liquidar el sistema ejidal y acabar con una de las principales herencias del zapatismo y la Revolución mexicana.
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Varios pueblos que no tenían una "vitalidad comunitaria" como Tobxilá o Uitzinah, en menos de 20 años fueron barridos de la historia agraria petuleña, y actualmente las tierras de esos dos ejidos -tierras muy feraces, las mejores de esta región por clasificarse como "akalchés"-, mediante el PROCEDE, fueron divididas en su ejido para que posteriormente varios ex presidentes municipales de Peto -priístas y panistas-, así como prósperos comerciantes, las compraran y así formaran sus "ranchitos". Hubo un proceso, diría Molina Enríquez, de pequeñas y medianas propiedades a costa de las tierras “improductivas” y “ociosas” de los campesinos "que no las podían trabajar" por la asfixia progresiva de recursos para el campo. La debilidad comunitaria de los pueblerinos de Uitzinah y Tobxilá hizo el resto que faltaba.
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La segunda característica agraria reciente, fue que en pueblos al oriente de la villa de Peto, igual se desestructuraron varios ejidos (de los "Nuevos centros de población ejidal" de los años 60 y 70, como el pueblo de "San Francisco", que tampoco tenían esa "fuerza comunitaria"), y nuevos propietarios no precisamente de la villa de Peto sino de otros lugares, incluso el execrable "Monzanto", a través de intermediarios, han estado comprando parcelas ejidales, y esto va para largo, que apenas comienza.
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La tercera característica que se logra observar, es la resistencia comunitaria ante el posible desmenbramiento del ejido posibilitado por las leyes agrarias actuales. Este caso de resistencia agraria, se hace prístino en el pueblo de Xoy, la comisaría más grande del municipio de Peto, que con más de 200 años de historia comunitaria, ha podido solidificar sus amarres comunitarios; y cuando llegó el PROCEDE le dijeron que no, que no dividirían el ejido, y que seguirían de forma colectiva en su uso. En una plática donde hasta yo me metí a opinar y a tomar partido, los de Xoy me dijeron sus motivos, y este es la transcripción literal de dichos diálogos realizados desde la Comisaría municipal del pueblo:
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Entrevistador.- ¿Oye, y cuando fue lo del PROCEDE, ustedes dividieron, o el ejido siguió siendo colectivo?
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Bernardino.- Es colectivo, de uso común.
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Entrevistador.- ¿No lo dividieron?
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Bernardino.- Sí entramos en el PROCEDE, pero no quisimos hacer PROCEDE.
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Entrevistador.- ¿Por qué no quisieron?
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Bernardino.- Pues antes teníamos, ¡bueno!, teníamos una idea de que nos estaban privando los derechos con esos derechos, de que nos estaban dando esos derechos por ese gobierno (derecho de dividir el ejido), pero actualmente estamos viendo que no es así. El gobierno ya nos pone a manos de los ricos, de empresas, de extranjeros. Si hubiéramos dividido este ejido, ya se hubiera desaparecido.
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Alfonso.- Hace rato se hubiera vendido una buena parte.
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Bernardino.- Pues como quien dice, estuvimos mejor así como estamos, que “emparcelados” (sic). Porque hemos estado viendo, analizando a través de otros grupos, de otras comunidades, de otros ejidos que se parcelaron ya, que se están vendiendo.
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Alfonso: ¡Mucha!, ¡mucha tierra se vende!
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Bernardino.- Están desapareciendo esas tierras. Entonces, como que ya como productores, nos viene afectando. Pues es cosa que hemos estado analizando, que no nos conviene emparcelar porque nos aprovecharían más fácil por los ricos, por las personas que tienen dinero…
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Entrevistador.- ¿Se los comprarían los ricos?
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Alfonso.- ¡Más fácil!
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Bernardino.- ¡Ajá!
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Alfonso.- Porque es la decisión de él, no es la mía. Teniendo mi parcela de 15 hectáreas, o 14 por decir, un rico que diga: “Me interesa”, pues es fácil que se lo pague: “¿A ver, cuánto?”, “¡Tanto!”, “¡No, no, no!”. Te lo pueden pagar pues ellos saben qué negocio poner, por ejemplo, ese famoso crucero (de carreteras) que está cerca de la CDI (de Peto).
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Entrevistador.- ¡Sí, sí!
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Alfonso.- Pues está en nuestro ejido y varias gentes ya vinieron desde Mérida. Una gasolinera, no sé qué tantas cosas, un restaurante, algo ahí que están queriendo comprar las 12 hectáreas. Pero la bronca es, que como no está emparcelada, pues no podemos vender, pues es colectivo el ejido.
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Bernardino.- Mientras no haya consenso al cien por ciento, pues no se puede vender aunque haya mayoría, no se puede vender.
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Entrevistador.- ¡No lo vendan, no lo vendan!, y consigan un crédito y hagan ustedes como ejido su propio negocio. No los vendan, saben ustedes, que lo renten.
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Bernardino.- Siempre corremos un riesgo en rentar porque hemos tenido unas pláticas con abogados del oficio (abogados dedicados al derecho agrario), o sea capacitados en diferentes tipos de tierra, cómo manejarla, pues hay gente que no tiene experiencia y la puede vender.
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Alfonso.- Pues así como estamos, los chavos que están en el COBAY (Colegio de Bachilleres de Yucatán), por ejemplo, tienen ideas de seguir estudiando, hijos del pueblo, digo hijos del pueblo porque son de la comunidad de Xoy. Pues así entre todos hemos platicado de apoyar al papá de ese muchacho económicamente con poco lo que se pueda y que estudie leyes, que sea un abogado, que sepa de derechos, porque rentar esos terrenos nos complicarían a nosotros mucho, mucho, no sabemos manejar derechos, qué trámites se podría hacer. Entonces, habiendo uno del mismo pueblo que conoce ya de leyes y de esto, pues ya más prácticamente se hace, nos podíamos asociar con un rico y rentar ese terreno porque sabemos quién va a llevar las cuentas.
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Entrevistador.- Una pregunta, ¿me han dicho que han venido personas a querer comprar esa parte del terreno donde está el crucero?
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Alfonso.- Sí, hay varios. No sé si son los Hernández o Fernández de Mérida.
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Entrevistador.- Hernández.
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Alfonso.- Hernández entonces. Pues vinieron hasta hacer sus reuniones acá. Unos muchachos altos, puro dzulito, pues dijeron: “¡Queremos comprar!, ¿Cuánto dicen y les pagamos?” Pues no todos quisieron vender. Hay gente que sí, y hay gente que no.
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Entrevistador.- ¿No les dijeron qué quieren hacer?
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Alfonso.- Una gasolinera, es un buen negocio.
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Bernardino.- Por qué no habla el rico y diga: “Saben qué, vamos a asociarnos. Su ejido y nosotros”. ¡Allá sería otra cosa!
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Alfonso.- ¡Claro!
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Entrevistador.- Lo que quieren ellos es de forma individual.
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Bernardino.- ¡Ándale! Lo quieren nada más para ellos, pero nosotros también no somos tontos, porque si los rentamos o lo vendemos, ya se nos acaba; en cambio, si nos asociamos, le va a fluir algo al ejido. Nosotros vamos a aportar tierra, y ellos que aporten capital.
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Entrevistador.- Pues está bien así: ¡Tierra y capital!, pero ellos quieren la tierra sin el capital, ¿no?
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Alfonso.- Es que ellos quieren todo para ellos…

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