jueves, 10 de mayo de 2012

Temozón o el arte de la petición de los grupos subalternos

Del pueblo de Temozón (una “haciendita” del siglo XIX que se convirtió en pueblo con la reforma agraria del XX), comisaría de la villa de Peto, tengo el recuerdo del que fuera mi condiscípulo, el bachiller Abelardo Vitorín Ek, oriundo de allá. Pero esto no es un artículo evocador de años clausurados, sino una pequeña nota al pie de página de la historia agraria del pueblo de Temozón. En este caso, las peticiones de ampliación de tierras del pueblo de Temozón, pueden representar icónicamente aquello que Romana Falcón ha denominado como el arte de la petición entre los "plebeyos" o grupos subalternos al Estado dizque hegemónico. Con 816 hectáreas de ejido desde la primera dotación que se le otorgó en 1934, en la década de los setenta, crecido un poco la población temoceña (no pasaban de 100 habitantes), el comisariado ejidal de ese lugar (un comisariado dominado por Akés y Vitorines, como mi amigo Abelardo, pero con casi nada de problemas intra-ejidales como sucedían en otros comisariados ejidales de la zona cuyo lugar central era y sigue siendo la villa de Peto) tuvo que recurrir a esas barrocas peticiones con un tono y una retórica de los tiempos setenteros de la dictadura de partido único. Le decían, al todavía candidato único a la presidencia del país, José López Portillo, que:
"De manera atenta y respetuosa, nos dirigimos a Ud. para manifestarle a nombre de los integrantes de esta población, que el próximo 4 de Julio de 1976, Votaremos por Ud. y por los candidatos de nuestro partido a Diputados y Senadores a la vez que le exponemos los problemas por que atraviesa nuestra comunidad, para que sean considerados dentro de su programa de Gobierno".
Los de Temozón, que tenían problemas con el ejido de Peto por invasiones de los primeros a los segundos de 200 hectáreas, así como rispideces por mensuras ejidales con sus vecinos de Yaxcopil, pedían ampliación ejidal de precisamente 200 hectáreas, al norte del fundo legal del pueblo, en un paraje conocido como San Antonio Halal (petición que con Luna Kan fue denegada por carecerse de tierras a repartir), así como la petrolización del camino Peto-Temozón para unirse con más celeridad a la Villa; una comisaría ejidal y municipal, seguramente de mampostería ambas; y una bomba extractora de agua o la introducción de agua potable en el pueblo..
El arte de la petición, y las enseñas encontradas en los estudios de Raymond Willliams sobre el marxismo y literatura, nos han educado la mirada para ver que un aspecto cotidiano aunque fundamental de la formación del Estado postrevolucionario fue esa "hegemonía negociada" entre las élites revolucionarios y las clases populares (campesinos, obreros). Los de Temozón, pueblo en extremo milpero y apícola (en la década de los setenta contaban con 100 colonias de abejas), así como casi todos los pueblerinos de las distintas partes del Peto agrario, participaron en dicha hegemonía negociada que Florencia Mallon ha caracterizado del modo siguiente: […] “defino la hegemonía de dos maneras distintas, aunque a veces relacionadas. Según la primera, la hegemonía es un conjunto de procesos incubados, constantes y en curso, a través de los cuales las relaciones de poder son debatidas, legitimadas y redefinidas en todos los niveles de la sociedad…De acuerdo con la segunda, la hegemonía es un punto final real: el resultado de un proceso hegemónico. Se llega a un equilibrio siempre dinámico o precario, un contrato o acuerdo entre dos fuerzas disputantes”. La hegemonía es negociada entre las distintas regiones, ciudades, pueblos y villas con el centro político –o en jerga de la ciencia política, el sistema político mexicano- que se pretende hegemónico. En otras palabras, los de Temozón afirman en su petición de ampliación de ejidos, ¡que sí!, ¡que efectivamente votarán por los senadores y diputados del PRI!, ¡que claro que se declaran priístas!, pero a cambio de eso, el “qué me das” no puede faltar, y eso es el negocio cotidiano, la baja política de los plebeyos se vuelca en cosas y aspectos cotidianos aunque fundamentales para la comunidad: los de Temozón piden que se les amplíe su ejido a 200 hectáreas, así como un camino idóneo para conectarse con Peto, una bomba de agua y dos casas que sirvan para el ejido….Sin duda, los de Temozón no tienen empacho de engalanar su arte discursivo de la siguiente manera, diciéndole al candidato López Portillo que:
“No dudando que con su alto espíritu Revolucionario y con el deseo nuestro de superación, daremos solución a muchos de nuestros problemas, le saludamos efusivamente”.
Los de Temozón escriben claramente eso de “Daremos”, y no “Dará” solamente López Portillo y sus lugartenientes partidistas, “Daremos” (temoceños y políticos del régimen juntos pero no revueltos, usted allá y yo acá por favor) solución a los problemas cotidianos aunque fundamentales del pueblo de Temozón. Fuentes: Registro Agrario Nacional (RAN), Mérida, Carpeta básica y carpeta dotación, expediente 23/231, poblado Temozón, municipio Peto.

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