domingo, 15 de mayo de 2011

Los verdaderos señores del narco



Esos hombres de la clase políticaeconómicamilitar, amparados por el falso discurso de la legalidad de un Estado dispuesto a los intereses privados de unos cuantos, que no aparecen en las fotos de los carteles de los delincuentes más buscados de la PGR sino en páginas de negocios y revistas de sociales, son los ganones del sistema corrupto creado por la dictadura priísta y sacado provecho por la derecha en el poder desde el año 2000. Todos ellos, dice Anabel Hernández (veáse Los señores del narco, México, Grijalbo, 2010), son los verdaderos delincuentes detrás del escaparate que dejan los personajes más representativos del narco, son "los señores del narco". El libro de Anabel señala que el Chapo Guzmán Loera es el narco de los panistas, y que a Fox le dieron un buen cañonazo para que Puente Grande se convirtiera en Puerta Grande en 2001. El acuerdo con el guanajuatense incluía "protección sistémica del gobierno federal a él (el Chapo) y su grupo..." En su atingente libro, Hernández señala la historia de un pobre diablo (Guzmán Loera) que se convirtió en un gran capo, "en el rey de la traición y el soborno, en el jefe de los principales comandantes de la Policía Federal". Podría decirse que la historia de Guzmán Loera es la metáfora perfecta del sistemático proceso de descomposición social en que se encuentra entrampado México desde hace más de tres décadas. Una descomposición social cuyas dos constantes han sido "la corrupción y la ambición desmedida de dinero y poder".
Sobre el infame carajo de guerra y militarización actual de la vida pública y privada del país a lo largo de este abyecto sexenio, la periodista no deja dudas sobre el montaje del horror creado por Calderón y su "tenebroso jefe policiaco" Genaro García Luna, a quien la sociedad civil organizada, y dolida por el osario de 40,000 muertos creado por la irrazón de Estado, por medio de su portavoz Javier Sicilia pidió su destitución por estar coludido con el narco: "La actual guerra contra el narcotráfico -señala Hernández- emprendida por la administración del presidente Felipe Calderón es tan falsa como la del gobierno de Vicente Fox. El garante de la continuidad de esa protección ha sido el tenebroso jefe policiaco Genaro García Luna, actual secretario de Seguridad Pública federal, y su corrupto equipo de colaboradores...Hoy por hoy, García Luna es el hombre que aspira, con el apoyo de Calderón, a ser el jefe único de todas las policías del país. El impune funcionario incluso ha llegado a afirmar que no hay más salida que dejar que El Chapo opere libremente y que 'ponga orden' sobre otros grupos criminales, ya que así al gobierno le resultará más fácil negociar con un solo cártel que con cinco".
Sin duda, es tenebroso que la seguridad y los mandos policiacos del país puedan estar en las manos de un sólo hombre, García Luna, quien no precisamente recibe órdenes de Calderón sino de...el Chapo. La federalización policiaca daría pie a una nueva policía rural de viejo cuño porfiriano, al servicio de las bondades de un Estado hecho a modo de los intereses de los señores del narco. Tristes tiempos, éstos, de fariseismos desbordados. Mientras que el México de a pie pone los muertos, los señores del narco -es decir, la clase política, militar, narca propiamente, empresarial, e inclusive religiosa- agrandan la acumulación primitiva de su sanguinolento capital bañado por la sangre de los caídos.

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