domingo, 8 de mayo de 2011

El portavoz Javier Sicilia




“Llegar a cualquier guerra es siempre un paso atrás. Es un fracaso de la democracia, del desarrollo, del entendimiento, una derrota para la humanidad entera.” (Saramago)

La democracia está en la calle. Una nota de El Universal señala que el Movimiento por la Paz y Justicia con Dignidad –con participación de más de 100 organizaciones de la sociedad civil que hoy arribaron al Zócalo de la ciudad de México para exigir parar la estúpida guerra de los que sólo cuentan con imaginación para la violencia-, tiene un documento de 10 hojas donde señala lo que debe hacer y no hace la clase política facciosa entregada a sus individualistas y onanistas luchas burguesas por el poder: detener la guerra de Estados Unidos en México -muerto Osama, el nuevo demonio de los gringos es míster Chapo, recientemente la BBC ha sacado el infundio de que "Hezbolá" atiende al grupo delictivo de Guzmán Loera, las intenciones claras de Estados Unidos, nadie se engañe, es fabricar un nuevo chivo expiatorio con su Estado fallido, o jodido, para una invasión petrolífera planeada desde Washington-, recomponer el tejido social con justicia y dignidad, frenar la corrupción e impunidad (¿dónde están los culpables de Aguas Blancas, de Acteal, de Atenco, los responsables de los feminicidios en Juárez y Edomex?, ¿señaladme los culpables de la combustión del país?); comprobar la verdad y justicia de todos los crímenes (no la verdad “jurídica”, que esa sabemos qué mierda de verdad es, sino la verdad histórica, la verdad real), deteniendo a los autores materiales e intelectuales de ellos; poner fin a la estrategia de guerra – o la imaginación para la violencia, como dice el poeta- del gobierno federal y asumir un enfoque de seguridad ciudadana: el ciudadano no es una estadística posible; el combate a las ganancias del crimen organizado; la atención a la juventud y las acciones de recuperación del tejido social; y lo más importante, la democracia radical sustentada en una democracia realmente participativa –no sólo la democracia de saco y corbata de unos cuantos-, realmente representativa y la democratización de los medios de comunicación.
Es realmente simbólico que la marcha del silencio – silencio que significa, en palabras de Sicilia, la exigencia de que "no queremos ni un muerto más, con la promesa de que el dolor de todos aquellos deudos no será convertido en odio o más violencia, sino que será usado como palanca para restaurar el amor, la paz, la justicia y la dignidad"-, la marcha de la justicia con dignidad, la marcha del “ya estamos hasta la madre” de la narcopolítica sin madre, sea dirigidos por un poeta dueño de la palabra liberada de la suciedad retórica de los prostitutos de la palabra, que son los políticos, junto a un padre defensor del derecho de los migrantes, Alejandro Solalinde, cuando San Fernando representa, icónicamente, la indiferencia de un gobierno de corte fascista entrampado en su idea fija de militarización asfixiante. Sicilia es una voz que habla por las miles de voces omitidas, censuradas a la fuerza por la barbarie de las balas, silenciadas por el espectro real de una guerra fratricida. Realmente, Sicilia es un portavoz, un hombre que porta la voz de los sin voz; sobre todo, la voz de los muertos, sus muertos, nuestros muertos.
Menos simbólico, pero más real, fue la lapidaria frase dicha con tremenda lucidez por el poeta: de los 40 mil muertos hasta ahora, Calderón y sus perros uniformados, el Chapo y sus sicarios, los chacales zetas, golfo y otras pudriciones, son responsables de ellos, de ese osario gigantesco compartido a partes iguales por el “estado de derecho” discrecional de Calderón, junto con las bandas capitalistas del narco azuzadas por el gran mercado estadounidense de las armas y la droga. Pero esa es la coyuntura de los últimos cinco años, eso es la superficie de la barbarie. Porque la verdadera estructura, el verdadero cáncer que hizo posible todo este río de sangre, toda esta turbiedad política y riqueza del saqueo de los pocos, fue el antiguo régimen autoritario. Critiquemos a Calderón, pero no olvidemos, diría el poeta, que todo este pudridero fue gracias al PRI “por haber sido el creador de la mierda de sistema”. En este sentido, es digno de encomio que Sicilia indique a la clase política que limpie a sus miembros coludidos con el narco, pues de no ser así, los mexicanos se verían en la disyuntiva de decidir, en vez de partido político, por cuál cártel votar.
Es realmente simbólico, que las bases del EZLN, con los comandantes Tacho y David integrando el grupo de hombres y mujeres, diera un prueba fehaciente de la solidaridad de los hombres y mujeres “nacidos de la noche” con las otras luchas sociales del México, con la solidaridad en su dolor y su exigencia de paz con justicia y dignidad del camarada Sicilia: el EZLN, así como los padres de los inocentes muertos en la guardería ABC, marcharon hoy en San Cristóbal de las Casas, y nos recordaron que lo que el Movimiento por la Paz y Justicia con Dignidad exige hoy a la clase política, es la lucha del EZLN:





“Nuestra lucha es por hacernos escuchar, y el mal gobierno grita soberbia y tapa
con cañones sus oídos.

Nuestra lucha es por el hambre, y el mal
gobierno regala plomo y papel a los estómagos de nuestros hijos.

Nuestra lucha es por un techo digno, y el mal gobierno destruye
nuestra casa y nuestra historia.

Nuestra lucha es por el saber, y
el mal gobierno reparte ignorancia y desprecio.

Nuestra lucha es
por la tierra, y el mal gobierno ofrece cementerios.

Nuestra lucha
es por un trabajo justo y digno, y el mal gobierno compra y vende cuerpos y
vergüenza.

Nuestra lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta
muerte como futuro.

Nuestra lucha es por el respeto a gobernar y
gobernarnos, y el mal gobierno impone a los más la ley de los menos.

Nuestra lucha es por la libertad para el pensamiento y el caminar,
y el mal gobierno pone cárceles y tumbas.

Nuestra lucha es por la
justicia, y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos.

Nuestra lucha es por la historia, y el mal gobierno propone
olvido.

Nuestra lucha es por la patria, y el mal gobierno sueña
con la bandera y la lengua extranjera.

Nuestra lucha es por la
paz, y el mal gobierno anuncia guerra y destrucción.

Techo,
tierra, trabajo, pan salud, educación, independencia, democracia, libertad,
justicia y paz. Éstas fueron nuestras banderas en la madrugada de 1994. Éstas
fueron nuestras demandas en la larga noche de los 500 años. Éstas son, hoy,
nuestras exigencias”.

Es realmente simbólico que Javier Sicilia, hombre comprometido con la lucha del EZLN, fuera inspirado, tal vez, por estos hombres y mujeres nacidos de la noche….

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