sábado, 5 de febrero de 2011

Cita biográfica en forma de versos


Y sin embargo, también yo fui alguna vez

el cantor excrementicio de mi patria adolorida


Rodar escuche pasar su inútil vida

y sepulté a mis abyectos amores

en su tierra enfiestada y consumida

No sé como me entró la idea de romper con ella,


con es infame carroña.

Para sacarla de mi vista

estrangulé la ráfaga de sus voces en mi dicción aporreada

costumbrista

En mis bucólicos esparcimientos

me compuse para personal consumo

cantos y églogas de otras latitudes
oteando a otras perras

Como pude

cruce mares

dolientes ríos

para sólo asir

derruidos

naufragios

de sus días

Cada vez mis imágenes evolucionaron,

se volvieron refinadas, cosmopolitas, buscando siempre el exceso de desarraigo.

Llegó un momento, un punto muerto, una inflexión de vida

en que dejé la crisálida de hechos pueblerinos y locales,

convirtiéndome en el representante prístino

del arquetipo del descastado profesional,

un snob en tierras de indios.

No sabía a lo que me atenía.

El odio tribal es excesivamente incontrolable.

Poetas de vena telúrica hicieron la crítica violenta


-¿existe una crítica que no sea violenta, rijosa y desenamorada?-

de mis actitudes literarias (por no decir políticas)

llamándome basura afeminada,

agente de la CIA, mierda extranjerizante, imperialista,

chacal ciego ante el sufrimiento del pueblo.


La vana lucha contra la oligofrenia de aquella turba sedicente

segó mis alfanjes y abolló para siempre la punta de mi lápiz

Hoy mis malos versos sólo se recuerdan

en el grito campirano

de un dipsómano rapsoda

propenso al eructo

y al chiste escatológico....

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