sábado, 17 de abril de 2010

De lo que es Revolución Juvenil…o, como dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras


Significado de batucada: "La palabra batucada no está en el Diccionario (de la RAE)", pero en Yucatán, el vocablo brazileño "batucada", alude a un grupo de ruidosos que tocan el tamborón, la tambora y otros instrumentos de percusión en sitios ventilados como las calles repletas de baches, momentos antes de cualquier acto de masas, de mítines de idiotas, en donde un mico discursea fantasías a un pueblo hambriento y crédulo.

Los dos anteriores correos que envié a sus consideraciones, generaron, al parecer, el esperado “ninguneo” entre los señoritos de Revolución Juvenil. Señalo los saldos del acuse de recibo de los dos artículos.

a) Según me contaba un amigo que tiene la desgracia de ser lúcido, la caracterización de “bebesaurios” priístas, la postura de considerarlos como un “grupúsculo de arribistas de matraca, batucada y confeti”, y la señalización del ansia a rajatabla de querer, ahora, su “botín político”, levantó ámpula, envalentonamientos risibles, y admoniciones callejeras de, al parecer, un “joben” (sic) que Revolución Juvenil cabildea para que sea el “bueno” que los jinetee 2 añitos. Como buen demócrata, no contestaré a los argumentos de los bárbaros, pues creo que el desnivel discursivo dificulta el diálogo civilizado: frente a la dialéctica de las riñas de cantina, yo opongo la dialéctica de las ideas.

b) Otra respuesta, dada en el facebook, fue esta: “Es en gusto saber que personas como tu amigo Gilberto han gastado su tiempo para minimo hacer una crítica tan profunda pero sin aterrizar a nada (pura mierda) como todo lo que hacen los partidos politicos (nada) solo mecionan lo mal que se trabaja y critican pero no hacen una propuesta objetiva…” El quien esto dijo, aparece en la foto que anexo, haciendo ruido con la batería. Yo, como buen caballero, le di las gracias por el escupitajo, con la intención de no revirar el dicho al familiar del síndico asnal, pues me pareció que hablaba de orejas conocidas.

c) Recibí, igual, un texto con el cual, mi amigo Gustavo, encontró su camino de Damasco para cincharze las “cananas”. Le diré sólo una cosa: Si Allende hubiese sido mexicano, sería todo, menos priísta.

d) La inteligencia y la belleza, según la costumbre alquímica, son como el agua y el aceite, pero con la dama que me compartió un dicho de Víctor Hugo, el agua y el aceite (es decir, la belleza y la inteligencia), encontraron la fórmula química ideal para mezclarse.

e) Mi amigo Moisés Aké, izquierdista y libertario hasta la socarronería siniestra, fue claro conmigo: “Buena nota, Tax. No vale la pena hacer comentario de ese grupo. No profanes tu pluma y mente en ellos. Saludos”. Querido Moy, mi pluma (llámala “Estilográfica”, adjetívala de quinta, irremisiblemente panfletaria, fiel a su costumbre de escribir abajo y a la izquierda de todos los papeles de protesta) y mi mente se profanan solas, se pervierten solitas. Fíjate que ayer, en un congal de mala muerte, mi mente evocaba metáforas, y mi estilográfica escribía sonetos nerudianos a una teibolera salida de no se sabe qué parte del paraíso, a la cual, dicen, pues los jaiboles me han borrado el recuerdo, le arranqué dos lágrimas de enamorada con unos versos ripiosos.

f) Pero la respuesta a la cual le presté suma atención, siendo de quien es, un compañero que no debería prestarse a tocar el tamborón, fue la de Francisco May. A mis acuñaciones de “bebesaurios”, de “grupos de matraca, batucada y confeti”; y a mi idea de que estos bullangueros en realidad son, no un grupo de la sociedad civil organizada (¿existe eso en ese pueblo de priístas, panistas y católicos?), sino un perfecto grupo político acotado, acordonado, maniatado, constipado, enjaulado por el corporativismo y el pensamiento colectivo de doña Ortega y Pacheco y otros bichos de ese jaez priísta, Francisco May envió su correo de aclaración personal. En él decía, entre otras cosas, lo siguiente:
Que mis comentarios son acertados, pero no para el “Nuevo PRI”, sino para el “antiguo”, de los “antiguos” (ese argumento lo sé, Peña Nieto, Ivonne, juventudes que bailan en los cruces de calles y avenidas de Mérida), para los “antiguos”.
Francisco May, dándose la molestia de leer la “pura mierda” de mi crítica (esta caracterización, de “pura mierda”, es del “camisa roja” que le sigue con la batería, en la foto que anexo), me daba una lección pedagógica sobre qué diablos es su grupo. Trascribo y comento:
“…se ha conformado este grupo para ir ocupando cargo públicos en la administración municipal e ir impulsando el crecimiento del grupo para ser una fuerza política a corto plazo”. Nótese que sus objetivos principales, no son el crecimiento de la población, de los intereses de la población, sino que, como dice May, “del grupo”, para que “el grupo” sea una “fuerza política a “corto plazo". Pregunto: una vez ahí, ¿rotarían (es decir, “hoy yo soy síndico y mañana alcalde”) y se petrificarían, también, a largo plazo?

May fue tajante respecto a que su “grupo” “no pertenece al PRI (aunque simpatiza con algunos candidatos)”, y que han tomado la decisión nada fácil, sino rete difícil, de permanecer cueste lo que cueste, que no son una fiebre pasajera de elecciones y botín político. Algo que me sorprende, es el comentario siguiente de May: “Somos más de 70 jóvenes, y la verdad, sólo como 10 tienen el verdadero sentir Revolucionario”. Yo soy un demócrata sin cananas, sin dobles morales (creo) pero, si entiendo bien lo que May me quiere decir, ser “revolucionario” es, como dicen por "ahi" los villistas, un ciudadano comprometido para que las asimetrías sociales se resuelvan, un ciudadano sensible a la explotación del hombre por el hombre, un ciudadano inconforme con las idioteces y robos de las malas administraciones, un ciudadano que no vería la administración como un botín político. Entonces, si esto es así, las cuentas que hace May, de que sólo 10 de los más de 70 jóvenes son revolucionarios, pregunto nuevamente: ¿y los otros, qué son? En esa cifra de “seudo revolucionarios” que no contempla May en su lista, pregunto: ¿Acaso es ahí donde se presentan los “bebesaurios priístas”, sería ahí donde retozan los “arribistas de matraca y confeti”, ahí donde reptan aquellos que ven la administración pública como un botín político para subir la escala social? Las dudas democráticas acorralan a mi Estilográfica.

May me informa, también, del doble sentido (¿o doble discurso, o doble moral?) de las actividades de su grupo: “BAJO PROTESTA seguimos haciendo actividades, con doble sentido. La primera es, lograr posicionar a 5 jobenes en la administración municipal (para el autofinaciamiento del grupo), y la segunda, lograr el posicionamiento social (lideres y comunidades) para ir estableciendo una red que nos permita postularnos en fututuras elecciones”. Como dice May, sus intenciones no son para nada “filantrópicas” (gracias por sacarme del error, pues en el anterior correo, los taché de “filántropos” voluntaristas), ni se insertan en la política –la política entendida aquí, como una acción individual y colectiva para incidir en las problemáticas sociales de un conjunto social- para trabajar por la recomposición social, de una forma honesta y sin compromisos privados. No. Para Francisco May, y su grupo, lo importante es colarse en el sistema podrido y, desde ahí, obtener el “posicionamiento social”. No digo más, pues la acotación de May es clara respecto a las intenciones de su grupo.

Por último, y esto responde al título de esta nota, May me dice lo siguiente: “Hay que dejar claro una cosa, NO ES NUESTRA CAMPAÑA, es del PRI, por lo tanto no podemos inferir en las desiciones de arriba... pero consideramos que estando desde adentro, podremos cambiar parte de esta forma de hacer política”. No, pues claro que no se puede “inferir en las desiciones de arriba”. Por ejemplo, Revolución Juvenil, un grupo de “10” revolucionarios, y sesenta y tantos y más, de “matraca, batucada y confeti”, no puede “inferir” (¿quiso decir incidir?) en las decisiones del PRI, por lo tanto, mi tesis general se sostiene: Revolución Juvenil es, no un grupo de la sociedad civil organizada, sino un grupo político de “matraca, batucada y confeti” a punto de envejecerse, o sino es que ya envejecidos y aborregados; un perfecto grupo político acotado, acordonado, maniatado, constipado, enjaulado por el corporativismo y el pensamiento colectivo de doña Ortega y Pacheco, y otros bichos de ese jaez priísta. Y la prueba de mi dicho está en esta foto que anexo. En verdad, en verdad os digo, que una imagen vale más que mil palabras. Francisco May, hermano, ¿qué te hicieron? Tu no estás para tocar el tamborón, tu estás para ser un verdadero líder, pero no un líder de batucada grillera.

Postdata: Al final de cuentas, sigo pensando que Francisco May es la persona idónea que hace falta. Y pienso que esos sesenta y cinco y cacho, Pancho, son pesos muertos, nulidades a los que uno tiene que traerlos a mecate corto. La próxima vez que te den el tamborón, Pancho, mejor pásaselo a uno de ellos.

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