domingo, 24 de enero de 2010

El pato murió


En un rapto de "histerismo", cambié la bala por una cuerda, y forzé al patito a saltar al vacío con su pezcueso bien amarrado. Esta es la foto del cuerpo del delito, y hoy me arrepiento de mis actos. El pato me caía bien, la neta; cuaqueaba en el tejabán de la casa, comía mosquitas cenicientas al alba, y hacía caquita entre las macetas del jardín. Descanse en paz, pato o pata anónima. Espero que seas como el fénix de la leyenda griega, y espero también que en este pueblo consiga "valemadrinas" para tu recuerdo...

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