domingo, 15 de febrero de 2009

Leyendo los periódicos/ III


a) Capitalismo de cuates

En una serie de artículos aparecidos en el Diario de Yucatán los días 31 de enero, y 1 y 3 de febrero pasados, que fue la relación periodística del discurso que hiciera el 29 de enero frente a la clase política, empresarios y funcionarios en ciudad de México, la sexi politóloga y catedrática de la Ibero, Denisse Dresser, lúcida, arremetía contra eso que el Nobel de economía Joseph Stiglitz denomina como “crony capitalism”: la economía mexicana es un capitalismo de cuates, de compinches generando pesados oligopolios, de una “élite rapaz” de cuello blanco siniestrando los anémicos bolsillos de los consumidores mexicanos, sin esperanza éstos de decisión de compra cuando la única empresa de teléfonos pertenece a un gordo libanés que se anda tirando por todos los palacios del mundo con nuestros billetes que le apoquinamos a diario, a la guapa reina Noor de Jordania (¡que le aproveche mi querido Slim!); cuando la única tortilla que comemos con los frijolitos, es la generada con los granos transgénicos de Maseca; cuando sólo dos estúpidas y estupidazantes televisoras escupen mi cara inteligencia con sus chismes de solar farandulero (el represor con cara linda Peña Nieto confiesa amor eterno a una gaviota prostibularia,). Un grupo reducido de gañanes –Roberto Hernández, Salinas Pliego, Slim, Azcárraga- amparados por las “venalidades” que el sistema corrupto del PRIAN gobierno avala y concede, atosiga y deprime a la hipotética economía libre mexicana (¿quién cree en ese embeleco?). Ante esto, ¿qué hacer?, se pregunta Dresser, y más ahora con la pinche crisis salida de los barrios aledaños a la bolsa de Nueva York donde “ántiguamente” festinaban su triunfo los gringos de mierda: pues seguir al pie de la letra la receta expuesta por la sinrazón neoliberal: dinamizar, liberalizar y democratizar la economía mexicana generando competencia, hacer válida la ley de la oferta y la demanda, fiscalizar con eficientes órganos regulatorios a los gañanes para que, brincando como ariscos cuacos, no evadan impuestos; hacer, desde el gobierno –la “minoría vociferante” de la sociedad civil y los periodistas anti sistema lo han hecho hasta la náusea- la crítica de esa criminal forma discrecional de conceder los peces y los panes únicamente a los discípulos del mesías Papá Gobierno cuando enfrente la muchedumbre de hambrientos acalla el hambre con escamas y migajas conseguidas con los pigmeos sueldos que valen ni para una chingada. Todo esto, señala Dresser, “tiene que ver con la inauguración de un nuevo tipo de relación entre el Estado, el mercado y la sociedad”, tiene que ver con la palabra meritocracia (pública y privada, el gobierno de los capaces comprometidos con el pueblo, por un lado; los empresarios, impensables de comprometerse con otra cosa que no sea su “sucio interés” –Marx dixit-, al menos con la ley laboral por el otro), tiene que ver con la competitividad, pues, como dice Dresser, “el crecimiento económico está ligado a la competencia. La innovación y, por ende, el dinamismo y la creación de empleos se desprenden de la competencia”. Veremos mi querida Dresser.

b) En el gobierno de Fecal, el “presidente del empleo”, el desempleo va en aumento.

Como las matanzas del narco, las ejecuciones de militares de élite, las poluciones de los caciques gobernadores, el cinismo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al criminalizar la defensa de un pueblo digno como Atenco defendiendo con el coraje y los machetes de sus viejos, las tierras de sus ancestros frente al cruento canibalismo estatal y trasnacional; va en aumento, al igual de los audios en los que se escucha la coprolalia del testaferro de Slim, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, traficando influencias a nombre del “Señor Presidente” en el lío que se trae jurado con Cofetel porque “esta pinche traidora” Comisión tuvo la impertinencia de bajar las tarifas de interconexión a la competidora de Telcel, la telefónica Axtel –también en una grabación de 2006, difundida por una dolida amante de Téller, Diana Isabel Pando, que se define como escritora, Téller acusa al Pelón Salinas, de robar la mitad de la partida secreta cuando el segundo pudriera a México en su sexenio privatizador; en fin, el desempleo va a la par de la inseguridad en las calles de las ciudades narcas del norte del país y del norte de Quintana Roo, justo cuando en estos pinches momentos la muerte se entroniza en el Estado Fallido de la oligarquía, y el acerado recuerdo de Rubita dicta coplas radicales de amor desesperado a mi muñón entristecido. Una nota de EFE del sábado 14 de feb., asentaba que el desempleo abierto en el país “se situó en un 4.3 % de la Población Económicamente Activa (PEA) en el cuarto trimestre de 2008, cifra superior al 3.5 % del mismo período del año anterior”, según fuentes del INEGI. Esto me lleva a escribir dos cosas: a) Que Fecal, rumbo al prostíbulo Los Pinos, en los momentos palpitantes de su “guerra sucia” mediática contra el “Ocurrente de la Chontalpa”, el señor AMLO, mintió como buen fariseo, al decir que sería el “Presidente del empleo”; y b) que, en estos justos momentos, Fecal tendría que llamarse, ineluctablemente, “El Presidente del desempleo”.


c) La muerte del general Tello Quiñones

En el cursilón (y consumista) día de los “amorosos” –sin Rubita a mi lado-, decidí acabar la tarde haciendo dos cosas: tomarme un café en el café “Milagros” –inconscientemente, al ir en aquel establecimiento, tal vez pedía el milagro de que Rubita se me apareciera caminando por la Héroes-, y leer, con ojos de “teórico social”, un artículo del imprescindible Lorenzo Meyer, que tocaba el caso del asesinato del general de brigada en retiro –de división por lo tanto, el escalafón más alto en la milicia-, Mauro Enrique Tello Quiñones, junto con dos de sus escoltas, Getulio César Román Zúñiga, y Juan Ramírez Sánchez –este último, sobrino del presidente municipal de Benito Juárez, el perredista Gregorio, “Greg”, Sánchez, a quien periodísticamente se le ha vinculado con el crimen organizado- a manos del narco ocurrido el 2 de febrero. Meyer escribía lo siguiente: “El secuestro, tortura y asesinato del general Mauro Enrique Tello Quiñones en Cancún, Quintana Roo, así como la de sus dos acompañantes, el lunes 2 de febrero, representa un salto cualitativo en el desafío que el crimen organizado ha lanzado a las instituciones del Estado y a la sociedad. La lucha contra los narcotraficantes ya había cobrado en México la vida de tropa, clases, oficiales y jefes, pero hasta donde se sabe, no la de un general. Tello Quiñones, general de brigada —dos estrellas— es el primero. Y justamente por eso su caso es particularmente inquietante”. Con la brutal muerte y tortura del general (su cadáver, hallado en la libre Cancún-Mérida, “tenía roto los brazos y las piernas. Las fracturas estaban expuestas todas”, Reforma, 5 de febrero), los grupos delincuenciales dueños de la plaza Cancún (Cártel del Golfo y su brazo armado Los Zetas), el polo turístico de mayor captación de divisas para el país, en el que las redes del narco, y la prostitución internacional, juegan un papel importante en los servicios exóticos que se les barajea a los turistas, siguiendo a Meyer, han dado un paso para la demolición práctica del concepto de Weber sobre el Estado (en este caso, del estado mexicano): “El Estado es una asociación que reclama para sí el monopolio del uso legítimo de la violencia y no puede ser definido de otra manera”. Díganle eso a los del Cártel del Golfo, y nos responderá que prácticamente ellos pueden ser considerados un estado dentro del fallido estado mexicano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por este espacio Primo. Mis mejores deseos para ti, hoy y siempre.

Unknown dijo...

Gracias por su comentario, y este espacio es para la gente.

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